El cáncer de mama es una de las enfermedades más comunes entre la población femenina a nivel mundial. Representa la primera causa de muerte en mujeres en la República Mexicana. Múltiples factores se ven involucrados en el desarrollo de este cáncer, entre ellos destacan, factores hereditarios, reproductivos y de estilo de vida. Es recomendable practicar la lactancia materna más de 12 meses, consultar al médico para el uso de anticonceptivos orales, mantener un peso adecuado, realizar actividad física, llevar una dieta rica en frutas y verduras, así como, reducir el consumo de grasas, alcohol y azúcares.
Se ha encontrado que adoptar un estilo de alimentación mediterránea podría intervenir en la disminución del riesgo para desarrollar cáncer de mama. La dieta mediterránea se caracteriza por un alto consumo de alimentos de origen vegetal como productos integrales, verduras, frutas, nueces, legumbres, uso de aceite de oliva como fuente de grasas, una moderada ingesta de pescados y mariscos, bajo consumo de carne roja, huevo, carne procesada y lácteos ricos en grasas. Este estilo de alimentación se ha relacionado con la prevención de mortalidad de distintas enfermedades crónicas, entre las que se encuentran enfermedades coronarias, cerebrovasculares, diabetes y cáncer.
El papel protector contra cáncer de mama de la dieta mediterránea se basa, en que los alimentos consumidos en este patrón son ricos en fibra, antioxidantes, flavonoides, vitaminas, carotenoides y escualeno. Además, ayuda a disminuir los niveles de estrógenos endógenos y aumenta el transporte de hormonas sexuales, neutraliza los radicales libres, previene el daño al ADN y reduce el estrés oxidativo.
El consumo de fibra se ha relacionado con una disminución en la mortalidad por cáncer de mama. Por su parte, el consumo de betacarotenos disminuye hasta un 30% la mortalidad general. La disminución de la ingesta de grasas de origen animal se asocia con una mejor supervivencia después del cáncer de mama. En un estudio se encontró que las mujeres mayores de 55 años que se adherían a una dieta mediterránea tenían un menor riesgo de mortalidad por cáncer de mama.
Seguir una alimentación basada en la dieta mediterránea podría ser beneficioso para la salud en general y ayudar a proteger contra el riesgo y la recurrencia de cáncer de mama. Los nutrientes que se obtienen a partir de esta dieta han mostrado tener un impacto positivo en los biomarcadores de inflamación, daño al ADN, estrés oxidativo y alteraciones genéticas, los cuales pueden influir en los resultados del cáncer de mama. Por lo tanto, la dieta mediterránea, es favorable en la reducción del riesgo de cáncer de mama en mujeres premenopáusicas y posmenopáusicas; teniendo, en mujeres posmenopáusicas, una mayor protección.
Equipo de investigación y editorial iNat México.
Referencias
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