El consumo en exceso de bebidas alcohólicas es la principal forma por la cual se produce un daño hepático. El alcohol se considera el factor de riesgo más importante para el desarrollo de enfermedades hepáticas, cáncer, violencia doméstica y social. La enfermedad hepática por alcohol abarca desde el hígado graso, hepatitis alcohólica, cirrosis y carcinoma hepatocelular. Factores dietéticos como el consumo de alcohol y grasas pueden contribuir al desarrollo de un daño hepático.

El ácido esteárico es un ácido graso saturado que ha mostrado ayudar a prevenir el daño hepático inducido por el consumo de alcohol. Este ácido graso se encuentra en alimentos como carne, huevo, cereales, pescado, huevo. Se ha encontrado que los ácidos grasos saturados sirven como sustituto de la vitamina B y promueven el crecimiento de Lactobacillus. Es decir, que previene el daño hepático a través de la microbiota intestinal.

La enfermedad hepática inducida por etanol se asocia con disbiosis intestinal en modelos animales y humanos. Una ingesta crónica de alcohol genera cambios en las composición de la microbiota intestinal ocasionando la aparición de una disbiosis. La disbiosis alcohólica se caracteriza por una reducción de bacterias probióticas como Lactobacillus.

La enfermedad hepática alcohólica se caracteriza por desarrollar una permeabilidad en la barrera intestinal, ocasionando el paso de bacterias del intestino hacia el hígado. Sin embargo, aún se desconocen los mecanismos por los cuales el alcohol altera la barrera intestinal para contribuir a la hepatopatía alcohólica.

Este estudio demostró que la suplementación dietética con ácidos grasos saturados podría prevenir o mitigar la enfermedad hepática alcohólica al regular la microbiota intestinal (GM) y mejorar la barrera intestinal. Estudios en roedores alimentados con alcohol, se les administró un probiótico Lactobacillus rhamnosus GG, lo que dio como resultado la restauración de la integridad intestinal, disminuyendo el paso de microorganismos y con ello la enfermedad hepática.

La ingesta crónica de etanol reduce la capacidad de las bacterias intestinales para formar ácidos grasos saturados de cadena larga tanto en humanos como en roedores. Una suplementación con este tipo de ácidos grasos reduce el daño hepático a consecuencia del etanol en ratones. Estos ayudan a restaurar el equilibrio de la microbiota, previniendo el crecimiento de bacterias intestinales inducidas por el etanol y aumenta el crecimiento de lactobacilos probióticos, promoviendo la mejora de la función de la barrera intestinal.

Los Lactobacillus podrían proteger contra el daño hepático al estabilizar la barrera mucosa intestinal. Por tanto, es factible que los lactobacilos ejerzan su efecto beneficioso mediante la inhibición de la inflamación intestinal o bien a través de la reducción del estrés oxidativo.

La microbiota intestinal está íntimamente relacionada con el desarrollo y la propagación de la lesión hepática en pacientes que abusan del alcohol. las alteraciones en el metabolismo de la microbiota intestinal contribuyen a la patogenia de la enfermedad hepática alcohólica. La microbiota intestinal tiene un papel importante en la aparición y progresión de la enfermedad hepática alcohólica. La evidencia es convincente de que cambios específicos en la microbiota intestinal humana pueden acelerar esta lesión a través de cambios en la función microbiana.

Equipo de investigación y editorial iNat México.  

Referencias

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