Inulina de agave, factor clave en la mejora de la microbiota intestinal

Las inulinas son carbohidratos de almacenamiento y de fácil fermentación que se encuentran en muchos alimentos, también se consideran oligosacáridos prebióticos que no son digeribles en la parte superior del intestino y que generan grandes cantidades de ácidos grasos de cadena corta, asimismo tienen la capacidad de modular la microbiota y efectos sobre la salud humana. También son capaces de actuar como una barrera contra patógenos gastrointestinales, influir en la regulación del apetito, mejorar la absorción intestinal de nutrientes como minerales y reducir la concentración de grasas en sangre.

La inulina tiene la capacidad de incrementar la población bacteriana de la microbiota intestinal debido a que tiene la propiedad de atravesar el estómago e intestino delgado (duodeno) sin sufrir cambios y llegando al intestino delgado casi sin digerir. Con esto se encuentra adecuada para ser metabolizada por los microorganismos que se encuentran en el intestino, como bifidobacterias y lactobacilos, promoviendo su permanencia y desarrollo.

El consumo del Agave es la evidencia más antigua del consumo de prebióticos en América del Norte. México se considera el país de origen del Agave ya que cuenta con 272 especies que se encuentran en el territorio, la mayoría de estas son utilizadas para la producción de bebidas como tequila, mezcal y sotol; además, de ser fuente de alimento, fibra, medicina y herramientas. La especie Agave tequilana Weber var. Azul posee un contenido promedio de carbohidratos solubles, principalmente fructanos, comparado con la achicoria. Los 3 tipos conocidos con fructanos de esta especie son inulina, levano y neoinulina. Los fructanos de agave tienen una alta solubilidad en agua por lo que pueden ser fácilmente utilizados en bebidas, panadería, productos lácteos como queso o yogur y utilizarse como sustituto de grasa.

En experimentos realizados in vitro se ha visto que la inulina de agave es capaz de ser fermentada por bacterias como bifidobacterias y lactobacilos presentes en la microbiota intestinal lo que conlleva a un aumento en el número de estas bacterias. Este efecto es similar al observado con la inulina derivada de la raíz de achicoria, por lo cual, se comprueba el potencial efecto prebiótico de la inulina proveniente del agave. En otra investigación in vitro, diversas especies de fructanos de agave mostraron una estimulación de Bifidobacterium y en la producción de ácido butírico.  

En un estudio donde se analizaron algunas especies de bacterias encontradas en la microbiota intestinal y su capacidad de degradar la oligofructosa, se ha encontrado que solo las Bifidobacterias se incrementaron en aquellos adultos que consumían la inulina de agave especialmente las especies B. adolescentis, B. breve, B. longum, B. pseudolongum. Este tipo de bacterias ayudan en algunos padecimientos como estreñimiento, infección por Helicobacter pylori, síndrome de colon irritable, infecciones en vías respiratorias, diarrea en bebés, colitis ulcerosa, entre otras.

En la actualidad existe una alta producción de plantas de agave en el país y el interés por su concentración de fructanos ha ido gradualmente incrementando con la finalidad de explorar este recurso como fibra, edulcorante e ingredientes suplementarios.

Equipo de investigación y editorial iNat México.  

Referencias

Holscher, H. D., Bauer, L. L., Gourineni, V., Pelkman, C. L., Fahey, G. C., & Swanson, K. S. (2015). Agave Inulin Supplementation Affects the Fecal Microbiota of Healthy Adults Participating in a Randomized, Double-Blind, Placebo-Controlled, Crossover Trial. The Journal of Nutrition, 145(9), 2025-2032. 

Gomez, E., Tuohy, K. M., Gibson, G. R., Klinder, A., & Costabile, A. (2009). In vitroevaluation of the fermentation properties and potential prebiotic activity of Agave fructans. Journal of Applied Microbiology, 108, 2114-2121.

Lara-Fiallos, M., Julián-Ricardo, M. C., Pérez-Martínez, A., Benítes Cortés, I., & Lara-Gordillo, P. (2017). Avances en la producción de inulina. Tecnología Química, 37(2), 220-230. 

 

 

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