El consumo de alcohol y su riesgo oxidante

El consumo de alcohol se considera como un factor determinante para el desarrollo de algunos trastornos neuropsiquiátricos y enfermedades no transmisibles como afecciones cardiovasculares, cirrosis hepática y diferentes tipos de cáncer.

Cuando existe una ingesta de alcohol, este no pasa por el proceso de digestión, por lo que se dirige al torrente sanguíneo sin haber sufrido alguna modificación. Cerca del 20 % del alcohol es absorbido en el estómago y el 80 % en el intestino delgado.  El alcohol es metabolizado principalmente en el hígado mediante dos vías: a) la primera en la cual interviene la enzima alcohol deshidrogenasa y, b) la segunda por medio del sistema microsomal oxidativo del alcohol (MEOS). Estas vías han demostrado tener diferentes consecuencias metabólicas en el organismo.

La ingestión de alcohol genera la aparición de estrés oxidativo en las células hepáticas lo cual conlleva al desarrollo de enfermedades crónicas. La producción y acumulación de radicales libres en el interior del hígado depende de diferentes causas: 1) alteración en el equilibrio de NAD/NADH, coenzimas que ayudan a la producción de energía en las células; 2) generación de radicales libres durante el metabolismo del etanol por el sistema MEOS y 3) reducción de los niveles de glutatión producido en las células hepáticas.

Cuando existe el incremento de radicales libres y un déficit de glutatión peroxidasa (GPH), enzima que protege al organismo del daño de radicales libres, se ve alterado el metabolismo de los lípidos y provocan una degradación oxidativa de los mismos, lo cual puede disparar la síntesis de citoquinas que participan en los procesos de inflamación y fibrogénesis, generando la aparición de diversas enfermedades metabólicas, cáncer, enfermedades infecciosas, neurológicas, cardiovasculares, gastrointestinales, entre otras.

Se ha postulado que los mecanismos por los cuales el alcohol genera efectos adversos sobre el organismo son por una toxicidad directa del alcohol o bien de los productos generados por su metabolismo oxidativo y no oxidativo. Esta toxicidad es capaz de producir cambios en la expresión genética alterando el ADN, lo que posteriormente afecta al metabolismo de los carbohidratos, estrés oxidativo y formación de radicales libres.

Algunas enfermedades en personas que ingieren alcohol pueden estar relacionadas con déficits nutricionales debido a una alimentación desequilibrada o bien porque el alcohol interfiere con el uso de carbohidratos, lípidos y vitaminas. Por ejemplo, el alcohol impide la conversión de retinol a ácido retinoico que es importante para el mantenimiento de los epitelios.

Equipo de investigación y editorial iNat México. 

Referencias

Sarasa-Renedo, A., Sordo, L., Molist, G., Hoyos, J., Guitart, A. M., & Barrio, G. (2014). Principales daños sanitarios y sociales relacionados con el consumo de alcohol. Revista Española de Salud Pública, 88(4), 469-491.

Ahumada Cortez, J. G., Gámez Medina, M. E., & Valdez Montero, C. (2017). El consumo de alcohol como problema de salud pública. Ra Ximhai, 13(2), 13-24. 

Aragón, C., Miquel, M., Correa, M., & Sanchis-Segura, C. (2002). Alcohol y metabolismo humano. Adicciones, 14(5), 23-42. 

Moreno Otero, R., & Cortés, J. R. (2008). Nutrición y alcoholismo crónico. Nutrición Hospitalaria, 23(Supl. 2), 3-7. 

 

 

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