Hemos escuchado últimamente sobre las bondades de la cúrcuma y su poder antiinflamatorio; incluso se utiliza en varios remedios para los dolores y la inflamación. Sin embargo, la ciencia ha comenzado a investigar y validar sus diferentes efectos benéficos que esta raíz milenaria tiene. Uno de ellos, es el
mencionado efecto anticancerígeno… pero ¿a qué se refiere específicamente cuando hablamos de efectos anticancerígenos? ¡Aquí te lo vamos a explicar!
La cúrcuma se compone básicamente de curcumina y proviene de la planta cúrcuma longa, Tiene un color naranja brillante, sus raíces pueden medir hasta 2 metros de alto y se origina principalmente en el sudeste asiático -especialmente en la India- por ello es utilizada desde mucho antes en la medicina tradicional atribuyéndosele propiedades antiinflamatorias, antioxidantes, antiproliferativas, antimicrobianas y antineoplásicos. Se compone básicamente de carbohidratos, proteínas, grasas, fibra, minerales y curcumina -su principio activo- así como ácidos grasos esenciales. Si bien posee diversos usos culinarios, actualmente también se utiliza como colorante en cosméticos y como neoplásico en productos dermatológicos (Gopinath & Karthikeyan; 2018).
Si bien, una de las principales funciones o acciones de la curcumina es la antinflamatoria, se ha encontrado que regula la apoptosis de las células en el carcinoma humano, además de la inhibición del factor NF-kB (que regula la transcripción del ADN y es un mediador molecular en el proceso inflamatorio) y reducción del estrés oxidativo, principal precursor de la muerte celular. Pero, además, está relacionada con las vías de señalización en la expresión genética asociándose con factores epigenéticos (activación y desactivación de genes); así como la inhibición de enzimas como DNMTs y HDACs que ayuda a prevenir o revertir el cáncer (Cardona, Uribe & Cortés, 2016).
Recordemos que, además de todas las propiedades mencionadas, la cúrcuma es rica en fitoesteroles, lo cual hace que se considere un superalimento o un alimento funcional con propiedades antioxidantes. Si bien las investigaciones encontradas a nivel científico han demostrado beneficios, también es cierto que no ha sido estudiada a más profundidad; por lo cual aún continuamos en el proceso de evaluación para poder determinar si es un alimento que se pueda denominar como anticancerígeno o no; sin embargo, son los mismos estudios los que van demostrando que sus propiedades sí regulan la modulación y expresión genética, por lo cual aún hay un largo camino por recorrer. Recuerda que el cáncer es una enfermedad multifactorial, sin embargo, el principio de toda enfermedad es la
alimentación. Por lo pronto, te recomendamos leer los artículos de las referencias para que puedas conocer un poco más de las investigaciones y acciones de la curcumina a nivel sistémico. También te invitamos a incluirla en tu alimentación en diferentes presentaciones: licuados, jugos, complemento en tus alimentos o la famosa “leche dorada”.
Por: Jacquelinne Barrios.
Referencias:
– Gopinath, H. & Karthikeyan, K. (2018) Cúrcuma: un condimento, cosmético y cura. Revista Indian Journal of Dermatology, Venerology and Leprology. Recuperado de:
http://www.ijdvl.com/article.asp?issn=0378-6323;year=2018;volume=84;issue=1;spage=16;epage=21;aulast=Gopinath
– Cardona, A. Uribe, D. Cortés, F. (2016) Actividad antitumoral de la curcumina asociada a la regulación de mecanismos epigenéticos: implicaciones en la vía Wnt/-catenina. Revista
Cubana de Plantas Medicinales 21(4). Recuperado de http://scielo.sld.cu/pdf/pla/v21n4/pla13416.pdf
– Bengmark, S. Mesa, M. Gil, A. (2009) Plant-derived health – the effects of turmeric and curcuminoids. Revista Nutrición Hospitalaria 24(3). Recuperado de http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0212-16112009000300003
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