Alimenta tu cerebro

¿Depresión y ansiedad? Aprende a alimentar a tu cerebro para combatirlas y evitarlas.

El sistema nervioso es el complejo de órganos más activo del cuerpo. Aún en coma profundo el 50% está activo.
Consume 20% de todo el oxígeno y el 25% de toda la glucosa, siendo un 2% del peso total del cuerpo. En consecuencia, tiene la tasa más alta de generación de radicales libres y oxidación de lípidos.

El cerebro contiene un 60% de grasa y esta tiene que ser de óptima calidad. Todos los componentes del cerebro se reemplazan constantemente, algunos son reemplazados semanalmente.

En nuestro cerebro tenemos entre 19,3 y 22,8 billones de neuronas, y cada día perdemos alrededor de 85.000; esto es 1 neurona por segundo. Tenemos 9 billones de células gliales cuando somos jóvenes y 36 billones en la madurez, las células gliales son vitales en el funcionamiento cerebral. Tenemos 180.000 Km de vías neuronales, y el conjunto de membranas cerebrales es de 25.000 m2, es decir, si colocáramos en orden todas estas células, tendríamos una superficie de intercambio de más de 4 estadios olímpicos de atletismo juntos.

Existen muchos alimentos que favorecen el funcionamiento de los órganos, incluyendo el cerebro, el cual suele ser muy cambiante y plástico como respuesta a situaciones del medio ambiente. De ahí surge su capacidad de recordar y aprender, aspecto que se conoce como plasticidad cerebral.

Como consecuencia de esta plasticidad, se establecen nuevas conexiones entre las neuronas que requieren la formación de nuevas membranas que permitan esta comunicación a partir de nuevas sinapsis. La doctora Clorinda Arias, del instituto de investigaciones biomédicas de la UNAM, comentó que un componente muy importante como los ácidos grasos poliinsaturados, es decir, los omega 3 (contenidos en alimentos como el aceite de oliva, las nueces, las semillas de cáñamo, la chía, etc), son fundamentales para llevar a cabo esta labor de plasticidad que tiene el cerebro.

Agregó que el ejercicio físico es básico para producir moléculas que mantienen estados de adecuado funcionamiento cerebral.

Su grupo de investigación desarrolló un modelo para identificar cómo impactan a nivel cerebral las condiciones que producen una resistencia a la insulina, debida a dietas altas en grasas, harinas refinadas y azúcares. Ya que se ha visto que existen ciertos factores de riesgo metabólicos para propiciar un envejecimiento patológico y alteraciones de la cognición.  

Comer alimentos altos en grasa o azúcar, puede estar asociado con un estado de inflamación del hipocampo, región cerebral relacionada con el establecimiento de la memoria a corto plazo, la cual al someterse a una dieta de estas características, sufre alteraciones bioquímicas y estructurales significativas.

La investigadora comentó que uno de los resultados de este trabajo es que existen alteraciones estructurales, como: menos espinas dendríticas, proteínas sinápticas y un aumento de células gliales, que son las encargadas de mantener la homeostasis neuronal, es decir, de que haya un microambiente adecuado en las neuronas. También se encontró disminuido el contenido de una proteína de las sinapsis, que son los sitios donde se comunican las neuronas.

Es la falta de glucosa buena en el cerebro lo que hace que no funcione adecuadamente y se produzcan alteraciones de los centros neuronales, que pueden llevar a una pérdida del estado de conciencia hasta llegar al coma, comportamientos anormales involuntarios, inconsciencia… Incluso, puede producirse un episodio de amnesia y no recordar la persona lo ocurrido.

Nutrición y criminalidad.

La disminución de los niveles sanguíneos de glucosa produce la liberación de hormonas que aumentan el nivel glucemia (por ejemplo, adrenalina, glucagón, cortisol y hormona del crecimiento). Parece que solo la adrenalina produce los síntomas físicos de hipoglucemia (sudoración, temblor, aumento de la frecuencia cardiaca, ansiedad, hambre). Si la aparición de la hipo- glucemia es brusca, predominan estos síntomas; por el contrario, si el comienzo es gradual, esta fase física puede pasar desapercibida. En este caso predominan el mareo, las cefaleas, la visión borrosa, embotamiento mental, la labilidad emocional (conocida incontinencia emocional), y la confusión y el comportamiento anormal.

Ha existido bastante controversia en cuanto a la prevalencia de la hipoglucemia en los Estados Unidos. Este hecho se debe en gran medida a la inadecuación de la prueba de tolerancia a la glucosa de 5 horas (PTG), la prueba de laboratorio habitual empleada en el diagnóstico de la hipoglucemia. Se ha sugerido que esta prueba es bastante estresante para el paciente, sin embargo a pesar de sus inconvenientes, los pacientes psiquiátricos tienen una incidencia más elevada de hipoglucemia determinada por esta prueba. La corrección de cualquier alteración subyacente del metabolismo de la glucosa es el primer paso del tratamiento de los pacientes psiquiátricos.

En 1935 se reconoció que la hipoglucemia imita la ansiedad, neurosis, histeria, neurastenia y aún psicosis. En 1973 los Drs. Wendel y Beeb encontraron que el 74% de la incidencia de hipoglucemia con ansiedad, está asociada con la esquizofrenia.

Estudios sobre sistema penitenciario en 5 estados de USA:
·Se encontraron deficiencias de magnesio, zinc y folatos o B6 en sus dietas.
·Se determinó que los presos más violentos tenían entre 5 y 9 deficiencias en los 5 estados.

Centro Infantil de Oklahoma:
El resultado de una cambio de dieta arrojó un 43% de reducción en violencia severa (encontrando que los elementos más perniciosos de la dieta fueron grasas animales, grasas hidrogenadas y azúcar).

Necesidades nutricionales del cerebro.

El cerebro necesita una alimentación equilibrada para funcionar bien. Así que, para pensar, memorizar, recordar, etc., consuma alimentos que contengan los nutrientes que su mente necesita para estar despierta. Melón solo en las mañanas, es una buena opción para empezar el día.

•Recuerde que existen vitaminas y minerales que intervienen directamente en la concentración, la memoria, el rendimiento intelectual y el estado de ánimo. Si el cuerpo carece de ellos, será mucho más difícil que su cerebro rinda al máximo.

GLÚCIDOS:
El cerebro utiliza permanentemente glucosa. La hipoglucemia reduce las prestaciones del cerebro, por lo que los hidratos de carbono que ingerimos deben ser de baja carga glicémica, para evitar estas hipoglucemias.  Una tarea intensa aumenta el consumo de glucosa cerebral. El aporte de glucosa natural, mantiene la actividad cognitiva

Una persona sana hace un buen uso de la glucosa cerebral; en una persona enferma de depresión disminuye el uso de glucosa por parte del cerebro.

GRASAS:
Un déficit de colesterol bueno, se asocia a un aumento de la enfermedad depresiva. El colesterol debe estar en niveles óptimos, con un HDL elevado. Los ácidos grasos Omega 3, según estudios epidemiológicos existe una relación inversa entre el riesgo de depresión mayor y el consumo de pescado, lo mismo ocurre con la depresión postparto.

PROTEÍNAS DE FÁCIL ASIMILACIÓN:
Son fuente de aminoácidos que son precursores de los neurotransmisores, como el triptófano, que es precursor de la serotonina y la tirosina, precursor de la dopamina y la noradrenalina.

OTROS NUTRIENTES:
Vitaminas, minerales, oligoelementos, etc., actúan como cofactores enzimáticos, y forman parte de las estructuras celulares. El déficit recurrente de hierro se relaciona con bajo rendimiento intelectual, también el yodo. La vitamina D favorece el neurotrofismo, la neuroprotección, la neuroplasticidad y la  neurotransmisión. La vitamina B12 y el ácido fólico (Vitamina B9), ambas deben estar en niveles óptimos. Si la B12 está baja, tenemos menores prestaciones mentales; si la  B12 está baja, y la B9 alta, las deficiencias mentales son 5 veces mayores, esta situación se agrava en las personas ancianas.

Algunos consejos.

  • No salte el desayuno: Recuerde que pasó entre 10 y 12 horas en ayuno durante la noche y si no prueba alimentos en la mañana se sentirá apático, decaído y hasta adormilado.
  • En épocas de estrés mental consuma mayor cantidad de vegetales en su forma más natural (no de lata), extractos frescos, frutas y frutos oleaginosos. Aportan muchos minerales indispensables para las funciones del cerebro.
  • Evite el azúcar, elimínela de su dieta regular. Ésta debe ser solo un gusto ocasional, muy esporádico; por ejemplo tu pastel de cumpleaños.
  • Evite el consumo regular de bebidas excitantes como el café, el té, las gaseosas u otro tipo de bebidas estimulantes mantienen la mente despierta pero no aumentan la concentración ni la memoria. Los zumos naturales de frutas mezclados con apio o alfalfa, el agua o las infusiones son una opción más saludable y nutritiva.
  • No se olvide que la única forma de rendir al máximo, es mantener el cuerpo y la mente bien descansados. Para ello, es necesario dormir un mínimo de 7 a 8 horas diarias. En caso de dificultad para conciliar el sueño recurra a infusiones relajantes (azahar, hierbaluisa, melisa, espino blanco, verbena, tila, etc.).

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